Aunque en España no lo parezca, el mundo del ron goza de buena salud en el resto de Europa. Durante la temporada de festivales de otoño, hemos podido probar muchos nuevos lanzamientos que empezarán a comercializarse en 2019.
Tras hablar con marcas y distribuidores, podemos decir que existe en el ambiente una especie de mantra colectivo que está condicionando el mercado: ¡Variedad! Los consumidores buscan variedad. Por ese motivo, hemos podido observar dos tendencias muy claras. Por un lado seguirán apareciendo embotelladores independientes con etiquetas y envases llamativos pero con rones procedentes de las mismas destilerías de siempre (hace falta recordar que en todo el Caribe, Centro y Sudamérica encontramos apenas 50 grandes productores). Por otro, las marcas oficiales que producen esas destilerías continuarán apostando por la fórmula, ya un tanto trillada, de lanzar rones terminados en distintos tipos de barrica.
No obstante, si miramos al horizonte, podremos encontrar aire fresco y rumbos nuevos. Poco a poco, pequeñas destilerías con producciones limitadas pero de gran calidad empiezan a aparecer como brotes verdes. Tan solo en Estados Unidos, más de mil microdestilerías se encuentran ya en funcionamiento y en América Latina y Europa la tendencia es al alza.
Por ello, no es casualidad que el motivo principal de la 6a edición de FIBAR, la feria de destilados más importante de España, sea «Think Globally, Act Locally» (Piensa Global, Actúa Local), como tampoco lo es que abramos y cerremos este tercer número de Rumporter con artículos dedicados al ron de origen, al de pequeña escala, el mismo que puede mostrar como mejor herramienta de marketing fotos de su alambique o columna y de sus campos de caña.
Vienen buenos tiempos para el ron, en especial para aquellas marcas de carácter craft o artesanal y para aquellas que se diferencian por su componente local. Pero sobre todo, vienen buenos tiempos para los amantes del ron.