A pesar de que el ron es originario del Caribe, la caña de azúcar nació en Papúa Nueva Guinea antes de ser cultivada por primera vez en Asia. A excepción de Brasil, los primeros productores de caña de azúcar se encuentran todos en este continente: India, China, Tailandia y Pakistán, donde la producción equivale casi a la de América del Sur, aproximadamente un tercio de la producción mundial. Una de cada veinte cañas es cultivada en Tailandia, por lo que no sorprende encontrar allí grandes destilerías pertenecientes al grupo internacional Thai Bev, que utilizan principalmente melaza y arroz, que a veces mezclan para producir destilados nacionales, como en el caso de la conocida bebida espirituosa Mekhong. Esto explica que Tailandia sea un origen todavía desconocido para los amantes del ron. Todo esto cambió hace unos dos años con la aparición en el mercado de Chalong Bay, que ya ocupa la primera posición en términos de calidad.
Detrás de esta historia totalmente imprevisible, hay una pareja de franceses. Son Marine Lucchini, de 26 años, y Thibault Spithakis, de 28. Ella nació en una familia dedicada a la distribución de espirituosos, pero se formó en química y biología, además de en gestión empresarial. Thibault, por su parte, creció en los viñedos familiares de Bandol, después frecuentó una escuela de comercio, aun-que le interesaba más la ingeniería. Su punto en común fue sin duda Tailandia, que visitaron muy pronto y donde acabaron quedándose durante años.
Nacido de lo Imposible
La historia de Marine parece el argumento de la película “Lo Imposible”. Su familia viajaba frecuentemente a Tailandia, de hecho, se encontraban en Kao Lak durante el tsunami de 2004. Tres cuartas partes de los huéspedes de su hotel perdieron la vida ese día y ella misma pasó un tiempo separada de su familia, felizmente sana y salva.
Este suceso dramático conmovió profundamente a Marine, que se prometió que haría algo por este país que le fascinaba tanto. Unos años después, se instaló en Phuket con este proyecto descabellado de hacer ron, pero que ha demostrado ser al final bastante lógico, teniendo en cuenta la cantidad de caña de azúcar que hay en el país. Para ello, le hacía falta un alambique, por supuesto. Y este fue el último eslabón de una cadena improbable de sucesos: ¡los dos socios encontraron uno en el sur de Francia! El propietario, de 85 años, estaba muy contento de que volviera a ponerse en marcha después de 30 años de uso. Era un alambique con una pequeña columna, como los que se usan para destilar armañac, en perfecto estado.
A partir de ese momento, todo se desencadena rápidamente. Encuentran un local y lo acondicionan en la isla de Phuket, donde no existía ninguna destilería, ya que las que hay en Tailandia se concentran sobre todo en los alrededores de Bangkok. Para reforzar su lado marítimo, Marine y Thibault bautizan su ron con el nombre evocador de la bahía de Chalong, donde se encuentra la destilería, y que significa “celebración” en la lengua local.
Una selección rigurosa a todos los niveles
La primera temporada de producción empezó en 2012, teniendo en cuenta que las mejores cosechas se hacen de enero a marzo en Tailandia. Marine y Thibault se decidieron, después de una concienzuda selección, por los pequeños productores en lugar de por las grandes explotaciones de la región. La caña en el primer caso está mejor tratada y se recoge a mano sin quemar el terreno, lo que asegura un jugo de buena calidad. Dependiendo del caso, la molienda se realiza en el mismo lugar o, si la finca no está muy lejos, se hace en la misma destilería.
Aunque se cultivan más de 300 variedades de caña en Tailandia, Marine y Thibault solo utilizan una por sus particulares cualidades aromáticas. El objetivo es obtener un jugo de caña de primera calidad, fresco y limpio, para ponerlo inmediatamente a fermentar con una levadura cuidadosamente seleccionada por Marine, para lo que sus estudios de química han resultado muy útiles. Solo utilizan el jugo del primer prensado, el más rico, pero Marine y Thibault ayudan a los agricultores a encontrar oportunidades comerciales para el resto del jugo, especialmente en las destilerías más industriales.
Después viene la destilación, cuyo resultado es un aguardiente de 65 grados. Pero hace falta rebajarlo a 40, ya que es el máximo permitido según la estricta legislación tailandesa. Después, ese aguardiente reposará durante un año en tanques antes de embotellarlo en dos formatos, 75 y 33 cl. Todo se realiza a mano, incluso el rellenado y etiquetado, algo que no desagrada a Thibault, ya que le recuerda su infancia en la explotación vinícola familiar.
La primera producción se comercializó ese octubre y se presentó a la International Wine & Spirit Competition de Hong Kong, donde Chalong Bay consiguió una medalla de plata. El año siguiente lograron una medalla de bronce en la misma competición. Técnicamente, el ron de Chalong Bay tiene todas las características del ron agrícola. Pero esos premios le han dado inmediatamente una gran notoriedad como ron prémium en toda la región, a pesar de que las ambiciones de los dos socios eran más locales.
Buena comercialización
Con 18 millones de visitantes, Tailandia tiene una amplia economía basada en el turismo y Phuket y su entorno son un lugar privilegiado. Pero Marine y Thibault no se centran en esta clientela sino que buscan seducir a la población local, o al menos a las clases altas enriquecidas por el desarrollo económico del país.
El problema, sin embargo, es que los destilados locales no tienen buena reputación. El cliente prefiere los productos importados. Otro problema es que la palabra ‘ron’ es prácticamente desconocida, y muchos destilados se llaman ‘whisky’, ya sean incoloros o dorados. Además, no existen apenas tiendas especializadas como nuestras licorerías.