Degustación de 3 rones Abuelo XV, Finish Collection: los Panama Crackers

Hay hombres que pasan por la historia sin saber que ellos la están escribiendo. El Abuelo Varela escribió su historia a su manera.

En diez días, la flota de Henry Morgan había alcanzado los alisios del Noreste y sus buques se dirigían a toda velocidad hacia el Istmo de Panamá. Al alba, divisaron la bahía de Portobelo en la lejanía pero los alisios hicieron que la perdieran de vista antes del anochecer. Secundado por algunos capitanes del pirata Olonés, y con una flota de 450 hombres de toda calaña, el filibustero galo hizo arriar las velas para rodear Orange Island, que le serviría como base de retaguardia tras el asalto. El asalto a la ciudad fortificada de Portobelo, desde donde, en aquél verano de 1668, se exportaban hacia España la plata de Nueva Granada y el oro de Perú. Los bucaneros la asaltaron la noche del 10 de julio. La ciudad cayó, a pesar de sus defensas, y fue saqueada  durante 14 días. Tres años más tarde, los mismos facinerosos, volvieron por el otro lado del Istmo remontando el río Chagres y entraron a saco en Ciudad de Panamá, en la costa del Pacífico. Esta fue la historia de Panamá, acoplando su ritmo a  un mundo en construcción.
Pero también hay hombres que pasan por la historia sin saber que ellos la escriben a su manera. La historia de José Varela Blanco, joven emigrante español que se instaló en Pesé, un fértil valle de la península Azuero, es una historia de trabajo duro y esfuerzo. Instalarse en un lugar también es iniciar un viaje: en 1908, José creó el primer molino de azúcar de Panamá: la Hacienda San Isidro, seguida, en 1936, de la destilería Don José. En la actualidad, la empresa Varela Hermanos es una de las más importantes de Panamá. Don José cuenta hoy con más de 1200 hectáreas de caña de azúcar a lo largo de todo el país pero también con dos nietos, hijos de Don José. El primero de ellos: Luis José Varela creó la marca que nos ocupa en memoria de su abuelo (“Ron Abuelo”). El otro nieto es: Juan Carlos Varela, actual Presidente de Panamá. El ron Abuelo Cask Finish es un ron suave, con 14 años de envejecimiento (estático y no con solera), similar al perfil del Abuelo de 12 años. Éste adquiere características muy diferentes tras su fase de acabado, de un año aproximadamente, en barricas de Coñac, de Jerez o de Oporto. La gama completa está delante de nuestros ojos.


RON ABUELO: PANAMÁ TE SALUDA


Abuelo XV Napoléon – Cognac Cask Finish 40%

Nariz: redondo y meloso, con notas de licor de nuez que se imponen al primer golpe. Le falta, de todas formas, un poco de complejidad, incluso a pesar de la marcada presencia del higo, acompañado de avellana ligeramente torrefacta. El conjunto está salpicado de notas de canela.

Boca: dulzona, con sabor a uvas pasas muy identificable, vino de nuez y leve caramelo. Ligeramente torrefacto sobre café de filtro azucarado y nougat. Interesante para los amantes del ron suave.

Final: más potente, con notas de cedro y cuero. Un ligero rancio ensancha la paleta aromática. El perfil se completa con la nuez moscada y el sirope de azúcar.

Abuelo XV Oloroso – Sherry Cask Finish 40%

Nariz: interesante gracias a un acabado muy ajerezado con notas de frutos secos (frutos de cáscara, uvas), y bayas. En este caso, casi se trata de un ron teórico, con el aporte de un acabado de Oloroso.

Boca: untuosa, sobre notas de sirope de nuez y almendra tostada. Notas más complejas por el vinagre balsámico, y la aparición de un toque de naranja amarga.

Final: confirma los aportes aromáticos del acabado, con notas de maderas nobles, higo y ganache. Un número uno en su género, para los amantes del ron suave.

Abuelo XV Tawny – Port Cask Finish 40%

Nariz: también aquí el aporte de la terminación en barrica de Oporto es impresionante: el vino de ciruela es remarcable aunque también se distingue la presencia de las uvas pasas blancas y de bayas de grosella negra.

Boca: redonda y golosa, con notas de ciruela pasa, cereza y jarabe de cereza Amarena. En segundo término, la nuez se hace más presente, acompañada por una punta de tabaco de Virginia. Por último retoma una tonalidad más almibarada por la presencia del licor de ciruela.

Final: complejo, con notas de cuero y cera. Se acompaña de un ligero amargor (Treviso). La suavidad que se siente, aquí toma forma de caramelo anisado.

 

 

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